A continuación reproduzco un artículo pblicado en la página de El Universal.:
Ya decía Octavio Paz que a los mexicanos nos gusta la fiesta, festejamos todo, siempre hay una oportunidad para salir del tedio. Y la muerte no es la excepción, hasta a ella le ponemos altar.
El significado de la fiesta de los muertos pudo haber cambiado. El siglo XXI es acaparado por la tecnología y otras distracciones que hacen que por lo menos nuestra generación se muestre un tanto indiferente a la tradición del Día de muertos y espere la llegada del Halloween.
No es nuevo hablar de cómo algunas tradiciones se van perdiendo, a veces por la falta de tiempo o simplemente porque nos parece que hay cosas más divertidas. Esto último puede ser la causa de que el Halloween se haya integrado a la cultura mexicana y que se mezcle, pero hay quien dice que podría acabar con el Día de muertos.
Sin embargo es importante aclarar que aunque la muerte es el tema central de ambas, las características y enfoques son distintos; la mexicana es más espiritual.
Manuel Ramírez Mercado, doctor y sociólogo, comenta: “Para nosotros (en México) la celebración del Día de muertos es muy importante, es una fiesta tradicional y parte inherente de nuestra identidad, ese es uno de los puntos más importantes que marcan la diferencia con el Halloween”.
“La celebración mexicana es parte de este sincretismo religioso donde se fusionan celebraciones o ritos de las culturas prehispánicas con la herencia española y a partir de esa unión la celebración adquiere ese folclor y arraigo; asimismo da oportunidad a las “calaveritas” donde el mexicano aprovecha para hacer la sátira, nos reímos de la muerte con respeto, miedo y temor de que llegue el momento para estar frente a ella”.
Respecto al Halloween dice: “No puede ser equiparable (con el Día de muertos) porque la celebración es importada de Europa y difícilmente los norteamericanos pudieron hacer una fusión con los pueblos, no hay un referente americano o algo que le haya antecedido, entonces la celebración para ellos es diferente, es cierta, pero no es la fiesta al estilo mexicano, no es el encuentro con la muerte, es cargada de cierta herencia diferenciada respecto al sentido de la muerte y es más para niños que para adultos”.
Culturas híbridas y diferencias
Se habla de la unión de tradiciones, lo cierto es que sí hay combinación. Los sociólogos y antropólogos hablan de culturas híbridas y de la influencia de la globalización sobre las formas de representación simbólica, incluso de construcción de identidades en las personas.
La celebración del Día de muertos se puede realizar de manera individual y/o familiar y la conmemoración tiene el objetivo de recordar a un ser querido ya fallecido que viene a visitarnos.
El Halloween es más colectiva y resalta la cuestión divertida, la fiesta de disfraces, la organización de los niños para que pidan “calaverita” en una calabaza (anteriormente se hacía en botes o envases que asemejaran una calavera, de ahí “calaverita”).
Una diferencia más es que cada fiesta tiene su día, el Halloween se celebra la noche del 31 de Octubre y el 1 y 2 de noviembre el día de Todos los Santos y de Los Fieles Difuntos, respectivamente. En muchos casos no se hace una distinción, pero queda claro que hay familias en México que siguen festejando el Día de muertos.
La celebración del Día de muertos y del Halloween se convierte en algo generacional, siendo los adultos los que hacen énfasis en la primera y los niños y jóvenes en la segunda. De ahí que surja la idea de que en unos años se perderá, pues son estos últimos los que deberían seguirla.
Para el Dr. Ramírez difícilmente se pueden manejar como comunes y considera que en el futuro se seguirá celebrando la fiesta mexicana, “la celebración del Día de muertos constituye todo un rito donde se preserva la tradición, la convivencia familiar y con la comunidad, las celebraciones en Mixquic o Pátzcuaro; México sí tiene arraigada la tradición, se podrán acoplar al contexto pero las fiestas son en dos días distintos, puedes celebrar las dos ubicándolas en el espacio y dándoles la importancia debida a cada una”.
Más allá de decidir entre una u otra, lo importante es respetar cada una y hacerla como es, sin combinar, para no desvirtuar el sentido.
La muerte es inherente al ser humano, como la propia vida y hablar de ella es algo complicado, ya que cada uno tiene su definición y un sentido muy particular, parece que sólo viviéndola o teniéndola cerca sabremos si realmente es un paso a una vida mejor o ni de eso nos daremos cuenta.
Autor: Hector Ledezma, página http://tva.com.mx/detalle666.html
